Juana Gómez, la alfarera del jaguar
“¿Para qué estás haciendo jaguares si no se van a vender?”, le dijo un día su madre a Juana. “Sólo estás perdiendo el tiempo, ¡mejor rómpelos y haz macetas!”. Sin embargo, la pequeña de nueve años siguió reproduciendo la imagen felina que le habían inspirado sus libros de texto.
De las piezas pequeñas que hacía de niña, pasó a elaborar jaguares de 70 kilogramos pintados a mano con diseños complicados y una técnica excepcional que la ha convertido en una artesana reconocida a nivel nacional e internacional.
Originaria de la comunidad alfarera de Amatenango del Valle, Chiapas, Juana Gómez recolecta la arena a pocos kilómetros de su taller, la pica y después la convierte, junto con el barro, en una pasta para darle forma a sus figuras, las cuales pinta con engobes naturales.
"Este hermoso animal es un dios maya. Para nuestros antepasados, el jaguar blanco representaba al día, y el negro, a la noche. Era el que los cuidaba. Por eso los hago y siento su energía cada que trabajo sus formas entre mis manos. Nunca he visto un jaguar vivo, solo en mi imaginación o en los libros. Por eso todas mis piezas son diferentes", asegura.
Las piezas más grandes toman al menos cuatro meses de trabajo diario y su artesanía es tan apreciada que actualmente un pedido requiere mínimo seis meses para entregarse.
Además de su talento como artista, Juana es reconocida en su comunidad por su generosidad. Todos sus hijos participan en el trabajo del barro, al igual que su familia, que ha aprendido de ella.
La Escuela Nacional de Cerámica llevó por primera vez el programa Hornos de Leña Libres de Humo a Amatenango del Valle en 2017, capacitando a un grupo de 18 alfareros.
La respuesta fue muy positiva y despertó un profundo interés en la comunidad, por lo que en 2020 se construyó un segundo horno. La necesidad de mejorar las cocciones y proteger la salud sigue en crecimiento. En 2021 se levantaron dos hornos más, uno de ellos en el taller de Juana Gómez. Y finalmente en 2024 se concluyó la construcción del quinto horno en Amatenango.
Nuestros hornos han contribuido a mejorar la salud de la comunidad, proteger el medio ambiente y generar un impacto positivo en la calidad de las piezas artesanales, con lo que se han aumentado las ventas y fortalecido el oficio alfarero.
Gracias a este proyecto, hoy en día aproximadamente 90 alfareros utilizan los cinco hornos que se han construido en la localidad, y se beneficia de manera directa e indirecta a cerca de 580 habitantes, un 4.9% de la población total.
